No hay mejor forma de mejorar nuestra técnica guitarrera que, en fin, poniéndola en práctica, ya sea tocando canciones o focalizando un poco más el estudio con ejercicios prácticos enfocados a
áreas concretas. Lo que viene siendo estudiar. Pero, ¿qué pasa cuando uno no tiene la guitarra cerca? ¿Es posible practicar sin tenerla entre las manos?
Curiosamente, sí, creemos que sí lo tiene. Y sí, también que la respuesta a las preguntas anteriores es también positiva. ¿Cómo es posible? Aquí van unos cuantos trucos o consejos para lograr eso que parece paradójico: practicar guitarra… sin guitarra.
Gimnasia de dedos
Seguro que has visto alguno de esos aparatos que casi parecen sacados de un gimnasio o una teletienda de madrugada. Diferentes casas los fabrican, y son prácticamente idénticos de una a otra: un artilugio que presenta varios mecanismos de muelles, uno por dedo, para que ofrezcan resistencia al pulsarlos. De esa forma, uno puede, mientras ve la tele, viaja en transporte público, o ve una película en un avión ejercitar y fortalecer esa herramienta fundamental en esto de la guitarra: los dedos, claro.
Porque, aunque a veces no lo parezca, tocar puede tener cierto componente gimnástico: bendings exigentes, notas alejadas, formas de acordes a lo Eric Johnson… Un poco de ejercicio puede ser muy útil, también, de cara a un concierto acústico, ya que las guitarras acústicas suelen ser bastante más exigentes a nivel físico con las manos de un guitarrista.
Coreografiando riffs
Muchas veces, alguna figura se nos resiste a la guitarra y no acabamos de entender por qué. Aunque la visualizamos correctamente o la entendemos sobre una partitura, los movimientos no acaban de estar automatizados. Y al tocarla, aparecen fallos, dedos que se mueven cuando no es su momento, etc. la forma de combatir esto es, básicamente, practicar los movimientos despacio al principio, fijando esa coreografía digital, para subir la velocidad poco a poco. Pero, ¿podemos hacerlo sin guitarra?
La respuesta es sí, se puede. Y es posible hacerlo sobre casi cualquier superficie. Basta con tener los movimientos memorizados y, precisamente, centrarse en ellos sin pensar en la música, solamente en qué dedo viene después de cuál. No es lo ideal, pero, a veces te sorprenderá comprobar que algún riff complicado consigue dominarse forzando de esta manera la memoria muscular que generalmente se desarrolla de forma inconsciente. Y lo mismo ocurre con las escalas.
Lecciones en vídeo
He de confesar que, con alguna de las bandas de versiones en las que estoy involucrado, a veces me resulta imposible sacar el tiempo necesario para practicar en casa las canciones que hay que montar luego en el local de ensayo. En más de una ocasión, no obstante, he descubierto que un buen video-tutorial puede ser suficiente para asimilar un tema y no presentarse ante el grupo sin los deberes hechos. Se puede aprender mucho observando atentamente cómo toca otra persona. Aunque nunca sustituirá a hacerlo uno mismo, no hay que subestimar la utilidad de pasar un rato, cuando no se puede agarrar la guitarra, estudiando vídeos de todos esos otros guitarristas altruistas que suben sus “cómo tocar…” a canales como Youtube.
Estudiar partituras
Aunque esto pueda sonar a otra época, en pleno siglo XXI tenemos unas cuantas herramientas que han convertido el estudiar una partitura en algo más que mirar un papel y escuchar la música en tu cabeza (algo que, en cualquier caso, para muchos guitarristas no es tan sencillo). Hoy en día, las partituras que ofrecen algunos programas de software suenan. Y puede ser tan práctico ir siguiéndolas mientras escuchamos la música como estudiar uno de esos vídeos de los que hablábamos en el punto anterior. Igualmente, el conocimiento solo se afianzará una vez toquemos el tema, pero si uno está ya un poco curtido, probablemente será capaz de empezar a hacerlo tras estudiar la partitura musical. Además, esto nos servirá también para ver, en notación, cómo se construyen figuras y riffs.
Visualizar
En esta misma línea, el paso siguiente es tirar directamente de imaginación y memoria. Y no dudes de lo práctico que puede ser, simplemente, visualizarse a uno mismo tocando ese tema que se resiste. De algún modo, nuestra cabeza asimila movimientos y patrones al hacerlo, que luego aparecen más claros al trasladarlos al mástil de la guitarra. Y esto es algo que puedes hacer en cualquier momento: en un atasco en el coche, sentado en el vagón de metro o el autobús, o mientras haces la compra. Pensar en cómo tocar la guitarra nunca es pensamiento ni tiempo perdido.
Extraido del artículo de : http://www.gibson.com/